Cien años de soledad,
voy tejiendo de tu espald vacía,
mientras voy posando lento
mi rostro sobre la hierba.
Sintiendo ese aroma,
el mismo aroma de entonces,
aroma a maravillas que eleva y motiva.
El mismo lugar,
los mismos colores de aquel atardecer,
un cielo naranjo,
y un sol desolante de mentes.
Y voy tejiendo de tus manos
mis próximos cien años de soledad,
con ese sol que perturba la mente,
mas que la luna bañada
en acuarela crepuscular.
Más que el viento que trspazaba mis oídos
y los hacía temblar,
más que aquel nudo que habitaba mi garganta,
por cien años anteriores.
En espiral, en espiral volaba mi voz,
cual remolino que jamás te pudo tocar,
que solo me dió de tus cabellos
para tejer otros cien años de soledad.
Que me acompañacen la vida entera
posada en el umbral de tu alma.
Que tiene ese aroma...la vida, como siempre he dicho vaga contigo y espera con tino, en el momento que te desquitas rie en tu oido...
RépondreSupprimerLas vertebras del infinito y lo pequeño de este mundillo...
Que al oir la sintonia de una conciencia llene la existencia...
sigue explorando entre las palabras hasta llegar a la que no puedas notar...que al leer con claridad tenga mas que forma y propia voluntad...
felices los que logran retomar sus contrastes y seguir existiendo, mas esta sonrisa no durara porque triste estara de esa sonrisa...
La oscuridad del espiral, ¿Tiene un final?